Nosotras estamos convencidas de que ni como humanidad, ni como mujeres viviremos libres de opresiones si seguimos reproduciendo la violencia sistemática hacia los cuerpos de los animales.
La violencia especista, también está sexuada.
Estamos en contra de la explotación sexual y reproductiva, y sabemos que sería una incongruencia de nuestra parte sostener este discurso abolicionista si nos alimentáramos de la explotación de hembras de otras especies, si no nos posicionáramos en contra del especismo y si pensáramos que es menos importante o menos urgente dejar de beneficiarnos de la violación sexual, motor de la industria cárnica y láctea, que desarticular la violencia que vivimos las mujeres
Al ser antiespecistas nos negamos a seguir reproduciendo la idea de que los y las animalas son objetos de consumo, nos negamos a si quiera sugerir que nuestra especie tiene derecho a ejercer dominio, violencia, tortura y a tomar las vidas de los y las miembras de otras especies.
Ningún cuerpo es objeto de consumo, no nos pertenecen los y las animalas, no tenemos derecho a tomar su vida y su dignidad para nuestra satisfacción.
Los y las animalas son individuas autónomas, se pertenecen a sí mismas, están aquí para sus propios propósitos, no para que las explotemos en nombre de las jerarquías masculinas que establecen cuáles son las vidas que importan.
Ni oprimidas, ni opresoras.