18 de febrero
Harlem, Nueva York
¡Nace Audre Geraldine Lorde!
Guerrera, mujer, negra, madre, lesbiana, poeta; (insistía en no reducirse a una de aquellas identidades, sino reafirmarlas como fuente de fuerza).
Fue la menor de tres hijas y, junto a sus hermanas Phyllis y Helen, creció escuchando historias de su madre acerca de las Indias Occidentales. Aprendió a hablar y a leer al mismo tiempo, enseñada por su madre. Escribió su primer poema cuando estaba en la escuela primaria.
Como mujer lesbiana, en su juventud y sufrió lesbofobia al intentar adherirse a una asociación de escritores. Fue cofundadora de The Kitchen Table-Women of Color Press (Editorial de mujeres de color La Mesa de Cocina) y codirectora del periódico lésbico Chrysalis. En 1954, vivió en la Ciudad de México y en Cuernavaca, Morelos. Durante esa estancia acudió a la Universidad Nacional Autónoma de México y se integró al círculo de exiliados norteamericanos en esta segunda ciudad. Este período fue un momento de afirmación y de renovación, que le permitió confirmar su identidad a nivel personal y artístico como lesbiana y poeta.
En 1968 publicó su primer libro de poesía, después Audre inició un período de profesora visitante en Berlín Occidental. Fue invitada por la profesora de dicha universidad, Audre ejerció un significativo influjo en muchas mujeres alemanas y tuvo una participación muy relevante en el inicio del Afro-movimiento alemán. Se dice que el término «afro-alemán» fue creado por Audre Lorde y otras alemanas negras como un gesto hacia el movimiento afro-americano. Durante sus diversas estancias en ese país, dejó una honda huella en mujeres que decidieron empezar a escribir tras conocerla.
En 1978 se le diagnosticó un cáncer de mama por el que le realizaron una masectomía. Seis años más tarde se enfrentó a un cáncer hepático. Tanto en Los diarios del cáncer, que deriva en parte de entradas de su diario personales escritas a fines de los años setenta, como en A Burst of Light (Una explosión de luz), en ambos trabajos Audre discute las ideas occidentales de enfermedad, tratamiento, y prótesis y belleza físicas, así como los temas de la muerte, el miedo a morir, la victimización versus la supervivencia, y la fuerza interior.
Murió el 17 de noviembre de 1992 en Saint Croix donde vivía con Gloria.
Antes de su muerte, durante una ceremonia africana de bautismo, Lorde tomó el nombre de Gamba Adisa, que quiere decir: «Guerrera: la que se hace comprender».
Audre es una de las poetas a las que le debemos la valentía para legitimar nuestra poesía, nuestras necesidades poéticas y la importancia de nuestra voz, ella nos recordó que «para las mujeres la poesía no es un lujo es una necesidad vital.»
Algunos fragmentos:
«Las herramientas del amo no destruirán la casa del amo.»
“No soy libre mientras cualquier mujer no sea libre, incluso cuando sus grilletes sean muy diferentes a los míos.»
“He llegado a creer una y otra vez que lo que es más importante para mí debe decirse, verbalizarse y compartirse, incluso a riesgo de que se lastime o se malinterprete.»
Ella misma habla sobre escribir:
“Para las mujeres, la poesía no es un lujo. Es una necesidad vital. La calidad de la luz bajo la cual formulamos nuestras esperanzas y sueños de supervivencia y cambio, que se plasman primero en palabras, después en ideas y, por fin, en una acción más tangible. La poesía es el instrumento mediante el que nombramos lo que no tiene nombre para convertirlo en objeto del pensamiento. Los más amplios horizontes de nuestras esperanzas y miedos están empedrados con nuestros poemas, labrados en la roca de las experiencias cotidianas.
A medida que los vamos conociendo y aceptando, nuestros sentimientos, y la honesta indagación sobre ellos, se convierten en refugio y semillero de ideas radicales y atrevidas. Se convierten en baluarte de esa diferencia tan necesaria para el cambio y la conceptualización de cualquier acción fructífera. Ahora mismo podría enumerar cuando menos diez ideas que me habrían parecido intolerables, incomprensibles y pavorosas si no hubieran surgido tras un sueño o un poema. No estoy hablando de vanas fantasías, sino de una atención disciplinada al verdadero significado de la frase “me hace sentir bien.» Podemos entrenarnos para respetar nuestros sentimientos y traducirlos a palabras que nos permitan compartirlos. Y cuando las palabras necesarias aún no existen, la poesía nos ayuda a concebirlas. La poesía no solo se compone de sueños y visiones; es la estructura que sustenta nuestras vidas. Es ella la que pone los cimientos de un futuro diferente, la que tiende un puente desde el miedo a lo que nunca ha existido.”