9 de octubre 

Puebla, México

¡Nace Angeles Mastretta!

Mujer escritora y periodista conocida por crear personajes femeninos inspiradores y ficciones que reflejan las realidades sociales y políticas de México.

Ángeles Mastretta inició su carrera periodística en la Ciudad de México  a sus veinte años,​ cuando falleció su padre. Comenzó a laborar, mientras estudiaba en la facultad. Poseía una columna llamada Del absurdo cotidiano, en la cual «escribía de todo: de política, de mujeres, de niños, de lo que veía, de lo que sentía, de literatura, de cultura, de guerra y todos los días.»​ En 1982 realizó su primera aparición en el consejo editorial de la revista feminista FEM y después, de modo más constante. Ángeles, que ha sido distinguida con diversos premios, y se ha caracterizado por ser una defensora del feminismo. Además, ha fundado y organizado grupos tales como la Unión de Mujeres Antimachistas en la Ciudad de México.

Su trayectoria literaria la comenzó como poeta, cuando ganó un concurso con La pájara pinta, que se convirtió en libro en 1978. Pero lo que deseaba Mastretta —que consideraba ese poemario una casualidad y que nunca lo ha tomado en serio— era dedicarse a una novela que había estado planeando por años. Y cuando se le presentó la oportunidad, escribió Arráncame la vida que, publicada en 1985, tuvo un éxito inmediato. Su protagonista se aboca, fundamentalmente, a hacerse dueña de su propio destino. Siente la necesidad de ser creativa en su mundo respectivo y, de esta manera, lograr su realización como mujer.

Desde entonces ha seguido publicando novelas y ha incursionado en otros géneros, como el cuento y los relatos autobiográficos; algunas de sus obras han sido traducidas a varios idiomas. Cuando su hija menor Catalina, autora de Todos los días son nuestros, enfermó inesperadamente, Mastretta se sentó cerca de la pequeña en el hospital y comenzó a contarle historias de interesantes y diferentes mujeres en su familia que fueron importantes en momentos críticos de su vida. Estas historias de mujeres que, decía, «decidieron sus propios destinos», fueron la inspiración para Mujeres de ojos grandes. La publicación —cuentos basados en la biografía de cada una de las mujeres— tenía como intención preservar las historias familiares para la posteridad.

Algunos fragmentos:

“Niña que duermes bajo la mirada de Dios, te deseo que no la pierdas jamás, que vayas por la vida con la paciencia como tu mejor aliada, que conozcas el placer de la generosidad y la paz de los que no esperan nada, que entiendas tus pesares y sepas acompañar los ajenos. Te deseo una mirada limpia, una boca prudente, una nariz comprensiva, unos oídos incapaces de recordar la intriga, unas lágrimas precisas y atemperadas. Te deseo la fe en una vida eterna, y el sosiego que tal fe concede.

Niña, yo te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad. Te deseo la inteligencia y el ingenio. Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria, una boca que sonría y maldiga con precisión divina, unas piernas que no envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza. Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, la duda de los templos. Te deseo la fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos y en el fururo como la promesa, donde cabe todo lo que aún no te sucede.”

“Yo me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por los abismos del amor, ni por el miedo ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contrariada. Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre. Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme: ni la pena ni el éxtasis para que cuando sea viejo tenga como deleite la detallada historia de mis días.”

“Pero quisiste el cielo. No hay cielo eterno. Ahora tienes que soportar el desfalco de perderlo. Aunque la tierra también tiene sus encantos. Te voy a dar una probadita de alguno.”

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