31 de mayo 

Ivano-Frankivsk, Ucrania

¡Nace Svetlana Aleksiévich!

Svetlana Aleksiévich nació en el pueblo de Stanislav en la Ucrania socialista, pero se crió en la República socialista de Bielorrusia. Estudió periodismo en la Universidad de Minsk y al graduarse trabajó en el periódico y en la escuela locales como profesora de historia y de alemán. Cuando creció, el tema principal de conversación era la guerra, la impresionaron mucho todas esas historias: “Nunca encontré nada parecido en los libros, a pesar de que mis padres eran maestros del pueblo y su casa estaba llena de ellos. Escuché sobre la guerra cada vez que salía de mi casa o hablaba con mi abuela ucraniana. (…) Viajaba por todo el país reuniendo material para mi periódico cuando hablé con una madre y su hija. Mi sensación era que se podía hacer una nueva forma de novela solo con estas voces. Podrías contar la historia de la guerra de una manera ligeramente diferente creando una especie de obra épica. Me di cuenta de que había un nivel de dolor diferente al de los niños que estaban allí.” Desde sus días de escuela había escrito poesía y artículos para la prensa escolar, con el tiempo se inclinó a la literatura apoyando un nuevo género de escritura polifónica que denominó «novela colectiva», «novela-oratorio», «novela-evidencia» o «coro épico», entre otras fórmulas. En sus textos a medio camino entre la literatura y el periodismo usa la técnica del collage que yuxtapone testimonios individuales, con lo que consigue acercarse más a la sustancia humana de los acontecimientos. Para esto tuvo que transformarse en viajera y visitar casi toda la Unión Soviética. Usó este estilo en su primer libro La guerra no tiene rostro de mujer.

Algunos fragmentos:

“La muerte es lo más hermoso del mundo. Nadie ha salido nunca de eso. La tierra se lleva a todos: a los amables, a los crueles, a los pecadores. Aparte de eso, no hay justicia en la tierra”.

“Nadie nos había enseñado a ser libres. Solo nos habían enseñado cómo morir por la libertad”.

“No puede haber un corazón para el odio y otro para el amor. Solo tenemos uno, y siempre pensé en cómo salvar mi corazón”.

Ella misma habla sobre escribir:

“Cuando eres escritora, puedes vivir en tu propio mundo, y no importa en qué parte del mundo físico te encuentres.”

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