De nuevo es 12 de octubre, se cumple otro año de la accidentada llegada de Colon a estos territorios… en la colonización española, como en toda invasión, a la vez que iniciaba el despojo, el saqueo y la imposición de un sistema político, económico, cultural, racista, de castas, las mujeres, como desde el inicio del patriarcado y de las guerras de poder entre los hombres, fueron tomadas como botín, cosificadas, negociadas, utilizadas como objetos de canje y tributo, marcadas por la violencia sexual.

Es la violencia sexual un peso pesado que aún cargamos las mujeres en nuestra memoria corporal.
Hoy, hay quien se atreve a festejar el «día de la hispanidad», nosotras recordamos que hoy, no hay nada que celebrar. No se celebran las guerras, no se celebran las invasiones, no se celebra la colonización, ni la violación de miles y miles de mujeres, no se celebra el despojo, ni el saqueo, ni la imposición religiosa, ni el asesinato, ni la tortura.
El 12 de octubre no hay nada que celebrar. Hoy seguimos padeciendo los costos de ser un territorio colonizado, hoy la tierra sigue siendo invadida y robada, quienes la defienden siguen muriendo a manos de los colonos, hoy las mineras canadienses y las eólicas españolas siguen desplazando comunidades enteras, envenenando el agua y la tierra, dinamitando cerros sagrados, territorios ancestrales, hoy todavía se está construyendo el «tren maya», otro proyecto ecocida y depredador, el gobierno aún manda a sitiar y matar a los pueblos más rebeldes, aún hay una moral católica interfiriendo en la autonomía corporal de las mujeres, aún llevamos en nuestras cuerpas prietas el dolor del autodesprecio racista en el que fuimos educadas, aún admiramos lo blanco y despreciamos nuestra melanina y fisionomía, aún los blancos acumulan riquezas mientras familias enteras mueren de hambre. La colonización no fue algo que pasó, no es parte del pasado, la colonización existe en tiempo presente, opera en las fibras de las estructuras del sistema, en cada mega proyecto de muerte, en el asesinato de defensores y defensoras de la tierra y el agua, en la trata de niñas y mujeres para la explotación sexual, en la distribución económica desigual, en las 2 o 3 horas de camino que tardas de tu casa al trabajo y las otras 2 o 3 que tardas en volver, en el trabajo explotado y el salario mínimo, en la forma en la que nos alimentamos, vestimos, dormimos, vivimos nuestra menstruación, parimos, en cómo aspiramos a vernos, en cada acto racista que vivimos en el día a día, en el epistemicidio, la creencia en la validez de un único discurso del saber cómo universal… la colonización no es cosa del pasado, está ocurriendo todavía, aquí y ahora.

Por la memoria histórica de la tierra, de nuestras ancestras y de nuestras cuerpas, nosotras no celebramos ni conmemoramos guerras, ni aceptamos los discursos de la historia que nos han vendido como verdades, nosotras leemos la historia que no está escrita en los libros de historia de los colonizadores, leemos la historia que está escrita en las memorias de nuestras ancestras, en sus cantos y huipiles, en las historias de sus madres y en las de sus abuelas, nosotras crecemos cerquita de la memoria de las nuestras.

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