Ayer vimos Turning Red de la creadora Domee Shi y su equipa principal: Julia Cho, Sarah Streicher, Lindsey Collins y en la música a Billie Eilish. La vimos lo más pronto posible por las ganas que todas ustedas nos pegaron con sus publicaciones maravilladas con el filme, porque solo mujeres la habían creado, porque hablaba de la menstruación y crecer y porque comenzaron las críticas de señores que no se sienten identificados y eso solo quiere decir que la peli pintaba bien. 

Quedamos muy emocionadas con lo que nos contó Domee Shi en 1 hora 40 minutos.

Mei y sus amigas, pre adolescentes de trece años en el 2002, (Domee Shi tenía la misma edad en ese año) están convencidas de que están a muy poco de convertirse en todas unas mujeres porque, cómo no, si comienza la menstruación, los olores corporales, idealizaciones románticas y muchos nuevos sentimientos que van a todos lados como montaña rusa. Mei es una niña muy bien portada, muy protegida por su madre y prefiere no dar su opinión real, no contestar y seguir todas las instrucciones de mamá, pues desea honrar a sus ancestras y además tiene miedo de alejarse de ella si se rebela, entonces llega un día (que también hace referencia a la primera menstruación) en el que se convierte en una panda roja, (cosa que también le sucedió a su mamá). La panda roja solo aparece cuando Mei tiene emociones fuertes como las que puedes tener cuando ves una caja de gatitos bebés; pero hay una solución: reprimir tus sentimientos hasta que puedan quitar al panda en una ceremonia con las mujeres de la familia. 

Algunos spoilers

La historia continúa brillantemente, pasa por momentos de amistad y amora sincera, divertida y encantadora, las amigas más cercanas aceptando y amando a la panda roja abrazando su peluda cuerpa y bailando con ella. Las niñas de la escuela llenas de ternura al conocer que su compañera puede ser una panda roja. No hay un villano. Sí hay una historia de vida con matices, con la preocupación de la madre con traumas de la infancia (como todas tenemos) haciendo todo lo posible para que su hija no sea lastimada, incluso alejándola de las amigas más amorosas. Mei pasando por tantas pérdidas y nuevas experiencias, asustada y emocionada, ¡esos son los 13 años!, crecer es difícil y Mei lo está intentando entender con ayuda de su madre, su familia y sus amigas, con su gran valentía que la lleva a abrazar sus emociones, se deja sentir tanto que incluso hace que su mamá se observe y regrese a esa edad y llora, llora porque nunca creyó ser suficiente cuando lo suficiente siempre fue dejarse ser ella misma; su hija le ha mostrado esa alternativa que al mismo tiempo la madre le permitió encontrar mientras la criaba y ahora van juntas de la mano, con miedo a lo que viene pero con todo el amor desbordándose, y la historia sigue pues Mei va a seguir cumpliendo años como todas nosotras.

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