8 de junio
Viña del Mar, Chile.
¡Nace María Luisa Bombal!
Mujer escritora, novelista, cuentista, profesora de literatura francesa, escritora, guionista, cronista y editora. Madre del realismo mágico junto a Elena Garro y una de las primeras mujeres en hablar de la vida íntima de las mujeres.
Fue la primogénita de Blanca y Martín. Su padre falleció cuando ella tenía nueve años. Su madre le leía a ella y a sus hermanas cuentos de los Hermanos Grimm y de Hans Christian Andersen que traducía directamente del alemán.
Estudió en el Colegio de Señoritas de los Sagrados Corazones, de monjas francesas de Viña del Mar, a donde llegó a los cinco años, obligando a sus padres a adelantar su ingreso debido a que ya había aprendido a leer. La hermana Blanca Prieto, quien impartió clases a ella y a sus hermanas, recuerda que: «En lectura tenía el primer lugar del curso. Lo mismo en ortografía. Desde entonces ya se hacía patente su aversión, en cambio, a las matemáticas. «Nunca pude dominar las cuatro operaciones», confesó la misma María Luisa alguna vez.» Sus primeros escritos fueron poemas escritos alrededor de los ocho años. Durante esta época también comenzó a estudiar violín.
Durante la década de 1920, a los nueve años se mudó a París junto a su madre y hermanas, donde continuó sus estudios. A los dieciocho, ingresó a la Universidad donde obtuvo un certificado de literatura francesa que le daba derecho a ser profesora de literatura francesa. Además durante esta época estudió arte dramático abandonando algunas de sus materias de literatura y a escondidas ya que en esos tiempos era mal visto.
María Luisa regresa a Chile con veinte años y en el viaje conoce al hombre con quien mantendría una relación sentimental escondida. También se conectó con Marta Brunet, una escritora poco mayor que ella y quien la adentra en su primer acercamiento al mundo artístico santiaguino.
La relación que tenía con un hombre duró poco, y con una promesa de matrimonio frustrada de por medio, él comenzó a alejarse de ella. Un día, María Luisa, asistió a una cena en casa de él, se dirigió al cuarto en donde guardaba las armas de fuego, cogió una y se disparó en el brazo. Milagrosamente se salvó.
Con veintitrés años publica La última niebla en Buenos Aires. Después conoció a un pintor con el que se divorció años después, era un acuerdo pues él era homosexual. María Luisa siguió escribiendo y publicando durante esa época.
De nuevo en su vuelta a Chile, buscó a su primer ex amante a quien en el mes de enero, le disparó, hiriéndolo solo en el brazo. Fue encarcelada, pero solo cumplió una condena de pocos meses (fue absuelta en octubre), puesto que el herido la eximió de toda culpa.
Al mudarse a Estados Unidos, se casó con un conde francés y tuvo una hija a la que llamó Brigitte.
María conocía a Gabriela Mistral desde su paso por Argentina, pero durante esta época entabla una gran amistad con ella, quien también se encontraba radicada en dicho país. Además es de las primeras personas que asiste a su sepelio en Los Ángeles, Nueva York.
Pese a haber vivido durante veintinueve años en el país del norte, decide regresar a Chile, re-estableciéndose en su natal Viña del Mar. Por esa época conoció a la escritora Sara Vial, que fue su gran amiga y confidente.
Sus últimos años los pasó en una casa de reposo.
Algunos fragmentos:
“Puede que la verdadera felicidad esté en la convicción de que se ha perdido irremediablemente la felicidad. Entonces empezamos a movernos por la vida sin esperanzas ni miedos, capaces de gozar por fin todos los pequeños goces, que son los más perdurables.”
“Me sentí liviana de toda pena. Fue como si la angustia que me torturaba hubiera andado tanteando en mí hasta escaparse por el camino de las lágrimas.”
“Yo creo que el mundo olvida hasta qué punto vivimos apoyadas en lo desconocido. Hemos organizado una existencia lógica sobre un pozo de misterios”
“Desde el momento en que nacemos, también se inicia la vejez”
Ella misma habla sobre escribir:
«Ah, uno nace con ellos (los libros escritos), tú lo sabes. Yo no sé por qué los escribí. No se puede saber por qué. Explicar esas cosas, poder explicarlas, sería hacerles perder su magia. ¿Quién puede definir la magia? Un poema es como una flor que brota, que viene de la tierra. O del cielo”.