20 de diciembre

Chicago, Estados Unidos.

¡Nace Sandra Cisneros! 

Mujer chicana, escritora, novelista, poeta, cuentista, ensayista y profesora. Su herencia mexicana tiene una influencia importante en su obra. 

Fue la única mujer entre siete hermanos. Durante su niñez, su familia se mudó frecuentemente, viviendo en una serie de departamentos en los barrios populares pobres del South Side de Chicago. Cuando era joven, su familia logró una meta que se habían propuesto mucho tiempo atrás al comprar una casa, que ella consideró fea y desbaratada.

En 1976, recibió su bachillerato en escritura del idioma inglés. Se matriculó en un programa de posgrado en escritura creativa y ganó un título de máster en escritura creativa. Recibió una beca que permitió que ella se quedara un año en un instituto francés. Trabaja como directora de literatura en el Centro de Artes Culturales Guadalupe en San Antonio (Texas) y en Puerto Rico.

El legado de Sandra Cisneros ha dejado una gran marca en la cultura hispana de los Estados Unidos en su escritura. Uno de sus logros es su historia «La casa en Mango Street», que refleja su infancia y su adolescencia creciendo en un barrio hispano en Chicago. La Casa En Mango Street es un logro grande pues ha sido leído en aulas en todas partes de los Estados Unidos y sigue siendo una pieza esencial del plan de estudios principal en las escuelas secundarias.

Actualmente reside en Guanajuato, México, donde busca entrar en contacto con sus raíces maternas.

Algunos fragmentos:

“Algún día tendré una mejor amiga para mí solita. Una a la que también pueda decirle mis secretos. Una que va a comprender mis chistes sin que yo tenga que explicárselo. Hasta entonces, soy un globo rojo, un globo atado a un ancla.”

“Mi bisabuela. Me habría gustado conocerla, un caballo salvaje de mujer, tan salvaje que no se casó sino hasta que mi bisabuelo la echó de cabeza a un costal y así se la llevó nomás, como si fuera un candelabro elegante, así lo hizo. Dice la historia que ella jamás lo perdonó.

Toda su vida miró por la ventana hacia afuera, del mismo modo en que muchas mujeres apoyan su tristeza en su codo.”

“Alicia, huérfana de madre, lamenta que no haya alguien mayor que se levante a hacer las tortillas para el lonche. Alicia, que de su madre heredó el rodillo de amasar y lo dormilona, es joven y lista y estudia por primera vez en la universidad. Toma dos trenes y un autobús, porque no quiere pasar su vida en una fábrica o tras un rodillo de amasar.”

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