1 enero
Longford, Irlanda.
¡Nace Maria Edgeworth!
Mujer escritora y poeta que fue reconocida por sus escritos sobre temas melodramáticos, realistas y sociales con crítica y humor. Maria decía que todas sus historias tenían un propósito moral. Jane Austen era una ávida lectora de sus historias.
Fue la segunda hija de Anna Maria Edgeworth. Cuando su padre volvió a casarse en 1773, se trasladó con él a Irlanda. Allí Maria entró en contacto con la clase alta angloirlandesa, llevándose especialmente con Kitty Pakenham, Lady Moira, y su tía Margaret Ruston de Black Castle. Se dedicó durante mucho tiempo a administrar la finca de su padre, reflejando luego esta experiencia en sus novelas sobre Irlanda y los irlandeses. Las primeras realizaciones literarias de Edgeworth fueron melodramáticas más que realistas. Una de sus primeras novelas, escrita mientras iba a la escuela, trataba sobre un villano que empleaba una máscara hecha de la piel de un hombre muerto. En 1802 la familia Edgeworth viajó al extranjero. Allí Maria recibió una propuesta matrimonial de manos de un noble, el Conde Edelcrantz. Regresaron a Irlanda en 1803 y Maria continuó escribiendo.
Se ha criticado la insistencia de su padre en editar y aprobar los textos de Maria. Había cuentos que debieron ser aprobados por su padre antes incluso de poder ser leídos a sus hermanos más pequeños.
Maria escribió Castle Rackrent y lo envió como anónimo sin su conocimiento.
Tras la muerte de su padre en 1817, Maria editó sus memorias, y las extendió con sus propios comentarios. Fue una escritora activa hasta el final de sus días, y trabajó fervientemente para aliviar las hambrunas que arreciaron Irlanda durante la Gran hambruna irlandesa.
Maria fue muy explícita en el hecho de que todas sus historias tenían un propósito moral, frecuentemente apuntando hacia el deber de las clases más altas hacia sus arrendados.
Algunos fragmentos:
“Si nos ocupamos de los momentos, los años se cuidarán solos.”
“Recuerde, podemos juzgar mejor por la conducta de las personas hacia los demás que por su manera hacia nosotros mismos.”
“Pero prefiero ver a mis hijas en sus tumbas que verlas entregarse a hombres indignos de ellas, o venderse a maridos que no les convienen, simplemente por establecerse, por la idea vulgar de casarse, o para evitar el ridículo imaginario e injusto de ser solteronas.”
“Las mujeres ahora son tan altamente cultivadas, y los temas políticos son actualmente de tanta importancia, de tan alto interés, para todas las criaturas humanas que viven en la sociedad, difícilmente puedes esperar, Helen, que tú, como ser racional, puedas atravesar el mundo como es ahora, sin formarte ninguna opinión sobre puntos de importancia pública.”