19 de Febrero
Oakland, California
¡Nace Amy Tan (譚恩美)!
Mujer escritora que en su obra explora lo que significa ser la primera generación de asiáticas americanas, y las relaciones entre madres e hijas.
Sus padres eran inmigrantes chinos que se trasladaron a América en busca de un futuro mejor. Su padre y su hermano mayor murieron de tumores cerebrales, en un periodo de 6 meses. La señora Tan se mudó con los niños a Suiza, donde Amy acabó la secundaria, pero por este tiempo la madre y la hija estaban en conflicto constante. Madre e hija no se hablaron durante seis meses. Su madre esperaba que se convirtiera en una neurocirujana de negocios o en una pianista por hobby, pero se convirtió en reportera y editora. Tan comenzó a trabajar con el género de la ficción, su primera historia, “Endgame” ganó un premio y una agente, Sandra Dijkstra, quedó bastante impresionada y la animó para que terminara un volumen de historias.
Mientras que ella emprendía esta nueva carrera, la madre de Tan cayó enferma y prometió que si su madre se recuperaba, la llevaría a China. La señora Tan recuperó su salud y madre e hija salieron para China. El viaje fue una revelación, le dio una nueva perspectiva en su relación con su madre. El viaje resultó una fuente de inspiración para terminar el libro de historias que fueron el principio de su primer libro “El club de la buena estrella».
A la edad de los cuarenta años, Tan formó parte de la banda de rock garage-literaria Rock Bottom Remainders.
Vive entre viajes y escritos y ha decidido no tener hijos.
Algunos fragmentos:
“Entonces debes enseñarle a mi hija esta misma lección. Cómo perder la inocencia pero no la esperanza. Cómo reír para siempre.”
“Soy como una estrella fugaz que finalmente ha encontrado su lugar junto a otra en una hermosa constelación, donde brillaremos en los cielos para siempre.”
“Y entonces se me ocurre. Están asustados. En mí ven a sus propias hijas, igual de ignorantes, igual de despreocupadas de todas las verdades y esperanzas que han traído a Estados Unidos. Ven hijas que se impacientan cuando sus madres hablan en chino, que piensan que son estúpidas cuando les explican las cosas en un inglés fragmentado. Ven que la alegría y la suerte no significan lo mismo para sus hijas, que para estas mentes cerradas nacidas en Estados Unidos «la alegría de la suerte» no es una palabra, no existe. Ven hijas que darán a luz nietos nacidos sin ninguna esperanza que los conecte y que pasen de generación en generación.”
Ella misma habla sobre escribir:
“Puedo ver ahora con mucha comprensión que todo lo que pasó entre mi madre y yo, a pesar de lo terrible que fue a veces, eso es lo que me hizo escritora. Esto es lo que me formó a mí y a mis valores.”