21 de febrero
Zacatecas, México.
¡Nace Amparo Dávila!
Mujer poeta, cuentista y escritora.
Fue la única sobreviviente entre sus hermanos debido a que su hermano mayor murió al nacer, el siguiente murió de meningitis y el último murió durante su infancia. Aprendió a amar la lectura a muy temprana edad pasando el tiempo en la biblioteca. A los siete años se trasladó a San Luis Potosí para estudiar la primaria y secundaria. Su infancia fue marcada por el miedo, un tema que aparece en algún número de sus trabajos futuros como autora. Su primer trabajo fue publicado en 1950 y posteriormente se mudó a la ciudad de México y trabajó como secretaria por dos años. En 1966 recibió una pensión para seguir escribiendo. Para esos años ya recibía premios de diferentes lugares e instituciones en México. Amparo es conocida por su uso de temas de locura, peligro y muerte, generalmente relacionados con una mujer como protagonista. Muchos de ellos parecen tener desórdenes mentales con tendencia a la violencia física.
Muchas veces la mujer no es capaz de escapar de la locura como una forma de sobrellevar las decisiones tomadas. Amparo juega con la idea del tiempo como un símbolo de lo que no se puede cambiar.
Los personajes femeninos de sus relatos han llamado la atención de la crítica, aun cuando algunos de sus protagonistas son varones. En ambos casos, destaca las complejidades de relaciones interpersonales.
Algunos fragmentos:
“Aun cuando hay quienes aseguran que el dolor es interminable y que nunca se agota, yo opino que después del 10º grado de mi escala, sólo queda la memoria de las cosas, doliendo ya no en acción sino en recuerdo.”
“(…) quiero aprenderte bien para cuando sólo quede tu recuerdo y tenga que descifrar lo que no me dices ahora.”
Ella misma habla sobre escribir:
“Lo que hago en la literatura es ir y venir de la realidad a la fantasía, de la fantasía a la realidad, como es la vida misma”.
“No creo en la literatura hecha a base de inteligencia pura o la sola imaginación. Yo creo en la literatura vivencial, ya que esto, la vivencia, es lo que hace que la obra perdure en la memoria y el sentimiento.”