8 de Marzo
Melo, Uruguay
¡Nace Juana de Ibarbourou!
Mujer poeta, escritora. Su nombre real era Juana Fernández Morales.
Nació en 1892, aunque ella proclamaba haber nacido en 1895. Juana escuchaba poesía desde pequeña, sobre su niñez ella escribe: “Fue mi paraíso al que no he querido volver nunca más para no perderlo, pues no hay cielo que se recupere ni edén que se repita. Va conmigo, confortándome en las horas negras, tan frecuentes (…) Allí volará mi alma cuando me toque dormir el sueño más largo y pacificado que Dios me conceda a mí, la eterna insomne.»
Su nombre era Juana Fernández Morales, pero se hizo conocida como Juana de Ibarbourou, tomando el apellido de su marido, con quien se casó a los veinte años. Escribió sus tres primeros libros: Las lenguas de diamante, El cántaro fresco y Raíz salvaje entre. Al comienzo su adaptación fue difícil porque rechazaba vivir en la ciudad. Con los años, sin embargo, terminó considerando a Montevideo como «su ciudad». En 1938 el Ministro de Educación de Uruguay organizó un curso de verano llamado “Curso sudamericano de vacaciones” en la Universidad de Montevideo. Fue invitada junto a Gabriela Mistral y Alfonsina Storni para explicar su poesía y su proceso creativo.
Ana era violentada por su esposo y era adicta a la morfina. En 1962, con cinco invitaciones para dar conferencias en Madrid, Galicia, Israel y Colombia, escribió a un amigo periodista: “Tú sabés que hasta la esquina de mi casa resulta lejana e inaccesible para mí. Ya sabes mi lucha y la atención tensa y constante por mi casa. He vivido siempre dulcemente prisionera de ella y con un continuo ofrecimiento de alas para levantar vuelo inútilmente (…) Mi destino será el mundo a través de los vidrios de mi ventana”.
Su poesía trata en su mayoría sobre sus sentimientos, en soledad o en diálogo con la naturaleza. Juana expuso que el acto de creación poética ocurría en soledad, en un ambiente cotidiano. Se alejaba de la idea de santidad referida al poeta hombre.
Algunos fragmentos:
“¿Qué perfume usas? Y riendo le dije: ¡Ninguno, ninguno! Te amo y soy joven, huelo primavera…”
“Se lee poca poesía y lo comprendo. No vivimos en un mundo de poetas. Este es un mundo loco, loco, que no da tiempo a leer ni a serenarse. Pero siempre habrá poetas maravillosas y se volverá más a la poesía. Estoy segura.”
“¡No pretendas ahora que ría! ¡Tú no sabes en qué hondos recuerdos estoy abstraída!”
Ella misma habla sobre escribir:
“(…) Escribo espontáneamente, sin preparativos artificiales, cuando siento una idea, una palabra, un paisaje, como una obsesión aquí, en la cabeza. No entiendo a los poetas que piensan que para escribir versos hay que encender velas o escuchar música. Lo mío es sencillo, natural, y así debe ser porque la poesía no se fabrica, no se provoca; se siente o no.”