29 de abril
Avellaneda, Argentina
¡Nace Alejandra Pizarnik!
Mujer escritora, lingüista, diarista, poeta, traductora y crítica literaria.
Flora Alejandra Pizarnik nació en el seno de una familia de inmigrantes ucraniano-judíos. Tenía una hermana mayor, Myriam Pizarnik de Nesis
La infancia de Alejandra fue difícil, y más adelante la poeta utilizará estos acontecimientos familiares para conformar su figura poética. Los problemas de asma, tartamudez y autopercepción física de Alejandra minaron su autoestima. Este hecho aumentó la diferencia que sentía entre ella y Myriam, su hermana, que poseía cualidades que sus padres apreciaban. Asimismo, la sombra del nazismo y la Segunda Guerra Mundial eran constantes entre los padres de Pizarnik, lo que «ensombreció» la infancia de las dos.
Durante su juventud, comienza a descubrirse como un ser distinto, integrando así en su carácter caótico e inestable la necesidad de ser reconocida por los demás. «Bluma», como la nombraba su familia, comenzó a desdeñar este apodo y, con ello, también los lazos familiares. Después, durante la adolescencia, su incursión en las letras supone el inicio de la desgarradura: ya en secundaria Bluma estaba fascinada por la literatura. El existencialismo, la libertad, la filosofía y la poesía fueron sus temas de lectura favoritos.
Pizarnik se enfrentó al modelo ideal de estudiante durante su estancia en la escuela secundaria, un proceso que derivó en una joven rebelde, estrafalaria y subversiva frente a la imagen del adolescente de los años cincuenta.
Se puede hablar de algunas obsesiones poéticas durante este periodo: la búsqueda de identidad, la construcción de la subjetividad, la infancia perdida y la muerte.
La obra de Alejandra Pizarnik posee un estilo poético. Para Pizarnik escribir no solo representaba el reconocimiento sino, también, la posibilidad de desahogarse, de manifestar esa sensibilidad que poseía.
La muerte y la infancia es otro de los ejes ambivalentes más importantes en la poesía pizarnikiana: la infancia es la excepción de la realidad, por lo tanto, representa la vida, el paraíso deseado para una poeta que busca reinventar ese periodo que nunca fue satisfactorio. Toda la poesía de Pizarnik es un diálogo infinito entre ella y todas las que es.
Alejandra publicó poemas y críticas en varios diarios, tradujo a Aimé Césaire y Marguerite Duras. Además, estudió historia de la religión y literatura francesa en la Sorbona. De regreso a Argentina publicó algunas de sus obras más destacadas, tras la publicación de la Extracción de la piedra de la locura, publicó sus últimas dos obras en medio de una depresión, El infierno musical, Genio Poético y una edición en formato libro de su ensayo. Los últimos años de su vida estuvieron marcados por serias crisis depresivas que la llevaron a intentar suicidarse en varias ocasiones. Pasó sus últimos meses internada en un centro psiquiátrico bonaerense; en septiembre de 1972, en el transcurso de un fin de semana de permiso que pasó en su casa, terminó con su vida con una sobredosis de secobarbital. Tenía 36 años.
Su poesía, siempre intensa, a veces lúdica y a veces visionaria, se caracterizó por la libertad y la autonomía creativa.
Se ha destacado la sexualidad de Pizarnik, quien fue presionada también por la lesbomisoginia, y la llevó a ocultar su lesbiandad. La sexualidad de Alejandra fue deliberadamente ocultada por sus herederos censurando más de ciento veinte fragmentos de sus diarios personales.
Algunos fragmentos:
“Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla.”
“Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.”
“En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
¿Sabes tú del miedo?
Sé del miedo cuando digo mi nombre.”