22 de octubre
Kermanshah, Irán
¡Nace Doris Lessing!
Mujer escritora, novelista, feminista, comunista, pacifista y anticolonialista ganadora del Premio Nobel de Literatura.
Su padre era un antiguo oficial del ejército británico que participó en la Primera Guerra Mundial que se casó con una de las enfermeras que lo atendía, Emily. Cuando Doris tenía seis años se trasladó a Rodesia del Sur, hoy denominada Zimbabue, y allí pasó su infancia y juventud hasta los 30 años, ahí, Doris disfrutaba y descubría la naturaleza; también se sensibilizó en contra de la discriminación racial.
En lucha constante con su madre y deseando huir de su autoritarismo, Doris abandonó sus estudios en una escuela de monjas católicas, a los catorce años, y al cumplir los quince se fue de casa y trabajó como niñera. Continuó formándose como autodidacta. Se casó dos veces y tuvo tres hijos. Agobiada por sus inquietudes literarias y por el trabajo de ser esposa y madre, se divorció, se trasladó al Reino Unido con el hijo pequeño dejando en Sudáfrica con su padre a los mayores, pues, según indicó años después, no quería desperdiciarse siendo solamente madre. Aunque apoyaba ciertos partidos, a revelación de los crímenes del estalinismo en el vigésimo Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética le hizo perder definitivamente todas sus ilusiones ideológicas y abandonó el partido en 1954 y al ver a los tanques soviéticos sofocar la Revolución húngara de 1956 en Budapest expuso su desencanto político en su libro Retreat to innocence. En 1956, conocidas sus críticas constantes e implacables, se le prohibió la estancia en toda África del Sur y especialmente en Rodesia. Tras su gran éxito, la novela feminista El cuaderno dorado, cuya estructura se presenta también como innovadora, siguió escribiendo narrativa y publicando más de 30 libros.
Algunos fragmentos:
“El Arte es el espejo de nuestros ideales traicionados.”
“Los hijos de una sociedad obsesionada con la posesión y los objetos atribuyen las mismas características a civilizaciones anteriores; esclavos de sus propios artefactos, creen que los viejos bárbaros también lo fueron”.
“Ser testigo de un nacimiento implica penetrar en los misterios de la naturaleza, allí donde la vida y la muerte trabajan juntas.”
Ella misma habla sobre escribir:
“(…) he querido escribir un libro concreto y no he sabido cómo hacerlo, cómo resolverlo, y me he pasado 10 años hasta encontrar el modo. Pero mientras tanto hacía otros libros. Bueno, he estado algunas épocas sin escribir, pero por decisión propia. Una vez me pasé un año entero sin escribir, a propósito, para ver qué sucedía. Tuve muchos problemas. Creo que no me sienta bien no escribir: me pongo de muy mal humor. La escritura te da una especie de equilibrio”