2 de mayo
Torreón, México
¡Nace Enriqueta Ochoa!
Mujer escritora, poeta y profesora.
Enriqueta pasó la infancia y adolescencia en su ciudad natal, es la segunda de seis hermanos: Celso, Enriqueta, Evangelina, Alfredo, Estela y Macedonio. Recibió su educación en casa con maestros particulares, pues sus padres no creían en la formación religiosa. Sus maestros particulares se encargaban de enseñarle francés, inglés y música; igualmente ella gustaba de leer libros clásicos grecolatinos, filosofía y literatura renacentista. Enriqueta decidió en su adolescencia practicar la religión católica, aunque ella misma decía encontrarse más cerca del pensamiento esotérico.
A los 19 años de edad publicó su primer poemario: Las urgencias de un Dios (1947), que fue fuertemente criticado e incluso llamado escandaloso por su forma de tratar algunos temas, sobre todo de tipo religioso. Fue influenciada por Concha Urquiza y Santa Teresa de Ávila. Estuvo también cerca de la literatura de Emily Dickinson y Elizabeth Barret Browning.
Vivió con sus hermanas en Madrid por ocho meses, donde conoció a Rosario Castellanos, Dolores Castro y Gabriela Mistral, con quienes cultivó una gran amistad. En 1957 contrajo matrimonio y un año más tarde nació su hija Marianne. Vivieron por dos años en Francia y posteriormente se mudaron a Marruecos, donde Enriqueta escribiría El desierto a tu lado, inspirada en los paisajes y su situación sentimental. Sin embargo, al poco tiempo se vio forzada a regresar a México de forma clandestina.
Impartió clases de literatura en varias universidades. Su madre falleció tras la repentina muerte de su padre, poco antes de que ella cumpliera 50 años. Debido a este par de trágicos sucesos su hermano se sumergió en el vicio del alcoholismo y, más tarde, su hermana se suicidó. La «avalancha de muerte» terminó con la muerte de su hermano a causa de su adicción.
Después de este libro seguirán muchos más. La poesía de Enriqueta Ochoa trata temas sobre religiosidad, misticismo y sueños. Su estilo se caracteriza por ser de carácter íntimo. En su poesía los temas de la vida y la muerte se enlazan sinérgica y antagónicamente, como las dos caras de una misma moneda. En su obra podemos observar la revelación de un «femenino sagrado». La representación de Dios de Enriqueta Ochoa no está marcado por el signo masculino sino que tiene su representación femenina que “configura una amorosa unidad, una cópula universal, una participación mística integral sin fronteras ni divisiones”.
Algunos fragmentos:
“Pienso en la fecha de mi suicidio /y creo que fue en el vientre de mi madre; /aún así, hubo días en que Dios me caía /igual que gota clara entre las manos.”
“Tengo hambre de ser /y me siento frente a la ventana /a masticar estrellas /para que este dolor de estómago sea cierto.”
“Y de qué sirve odiar, forzar, /hacerse añicos dentro /si todo es ir buscándonos, /arropándonos para evadir el cierzo /de la muerte que llega.”